Las hormigas cortadoras son un problema frecuente en los diferentes sistemas de producción agropecuaria en Uruguay que genera pérdidas económicas y costos para lograr controlarlas.

El control de estas hormigas (principalmente de géneros Atta y Acromirmex) son combatidas con hormiguicidas químicos. Estas sustancias generan problemas ambientales.

En busca de una alternativa para el manejo de esta plaga surgió el apoyo para desarrollar y registrar un hormiguicida biológico a base de hongos de especies nativas. La iniciativa ha centrado gran parte de su desarrollo desde el departamento de Tacuarembó, desde Bio Uruguay.

Insumos biológicos para el control de plagas ha sido desarrollado por la Ingeniera Agrónoma PhD Alda Rodríguez. Es la propuesta de BIO Uruguay para el control biológico que, a través de la utilización de enemigos naturales u organismos beneficios nativos, reduce las poblaciones y efectos de las plagas. El laboratorio cuenta con una vasta trayectoria en investigación y se logran aislamientos de hongos patógenos de insectos en las principales plagas de la agricultura y la ganadería, a partir de insectos enfermos encontrados en los campos de producción agroecológica. 

El Proyecto Plaguicidas, integrado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Salud Público,  convocó en 2019 a iniciativas para impulsar bioinsumos y esta fue una de las propuestas seleccionadas.

Firmó un acuerdo con la organización Bio Uruguay para impulsar este desarrollo alternativo al uso de químicos. Esta organización realiza investigación con el objetivo de encontrar alternativas biológicas para la producción agropecuaria en Uruguay y ya había registrado comercialmente un bio-hormiguicida pero este necesitaba mejoras.

Bio Uruguay, con sede en Tacuarembó, trabajó con dos especies nativas de hongos (Beauveria bassiana y Trichoderma  harzianum) con el apoyo del Proyecto Plaguicidas. Estos hongos mejoran el nivel de control de los hormigueros. Además, no afectan la diversidad del ecosistema natural. Es decir, contribuyen a preservar poblaciones de enemigos naturales de las plagas.

“Este es un sustituto a los hormiguicidas tradicionales que se usan hoy. El nuevo desarrollo puede tener una alta demanda en el sector forestal por las exigencias internacionales y también de importancia para el sector hortifrutícola y el agrícola en general” , destacó Sebastián Viroga, coordinador Nacional del Proyecto Plaguicidas de FAO.

El camino recorrido

El proyecto apoyó el desarrollo de este bioinsumo para lograr controlar a las hormigas sin el uso de químicos. El camino incluyó el trabajo de laboratorio y de campo para lograr un hormiguicida biológico, un hongo con la capacidad de combatir las hormigas. Este controlador biológico logró salir de fase de laboratorio, ha sido probado a campo y además se realizó el estudio y la validación de un método de envasado (que no permite que pase la luz) y distribución (que no requiere cadena de frío). El hormiguicida biológico está en etapa final de registro ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.

“Una cosa era estudiarlo a pequeña escala y otra generar un producto, que se mantiene en el tiempo. Logró cumplir las evaluaciones ecotoxicológicas para acceder a tramitar el registro comercial como bioinsumo en el marco normativo de Uruguay. Es algo muy grande que se pudo hacer con apoyo, información y conocimiento y tenemos un bioinsumo listo para usar” apenas finalicen los trámites de registro,  anunció la Ingeniera Agrónoma Alda Rodríguez, coordinadora técnico científica de Bio Uruguay.