
Nació en diciembre de 1989 en Uruguay y dividió sus primeros años de vida entre el Cerro de Montevideo y la villa en Argentina. Asegura que en el boxeo encontró su salvación: "Yo me enamoré del boxeo, y me sacó de muchas cosas en las podría haber terminado peor. La mayoría de mis amigos no están o están presos o están muertos, el deporte me sacó de eso a mi".
Trabajó para el programa "KO a las Drogas" con niños en el barrio Maroñas y a pesar de parecer una frase repetida asegura que: "Un niño en un gimnasio es uno menos en la calle y a eso lo sé de primera mano, el boxeo me salvó a mí".
Para sus amigos es el "Pelo", para sus rivales es "La Pesadilla". Literalmente es un mal sueño para quien toque enfrentarlo. Hasta el momento solamente uno de doce pudo ganarle, seis de esas victorias fueron por KO, luego llegó la pandemia y lo dejó en stand by, a la espera de recibir la orden que lo mande hacia arriba del ring nuevamente.
Es hincha de Cerro, pero religiosamente lo podrás ver todas las semanas entrenando en el Palacio Peñarol. Aún recuerda con cariño sus inicios en el deporte: "En Los Ratones Peleadores fue donde me hice a los golpes".
Culpa a su hermano por transmitirle la pasión por el boxeo: "Con los amigos del barrio íbamos al ciber y yo veía que él se iba bajo lluvia a entrenar y me intrigó, un día lo acompañé y me encantó. Él estuvo tres meses y dejó, pero yo nunca dejé y hasta arrastré a todos a entrenar".
Cuando tenía 14 años comenzó a practicar y a los 16 hizo sus primeras exhibiciones. Fue a un Pre Panamericano y a dos Preolímpicos. Conoció México, Brasil, Bolivia y Chile gracias al deporte y asegura que sus mejores experiencias fueron con la Selección Uruguaya: "Para un boxeador es lo máximo, sentís de verdad que más de 3 millones están esperando que vos ganes porque así es la Selección. No creo que haya una persona en Uruguay que cada vez que yo peleo quiera que pierda".
Me motivan las peleas, es nuestra nafta, si el boxeador no pelea no tiene nafta para entrenar.
La última vez de Eduardo Estela oficialmente sobre un ring fue el 28 de setiembre de 2019 ante Mauricio Lara, combate que le quitó el invicto de once victorias.
"Me avisaron 20 días antes (la fecha) de la pelea. En el quinto round tuve para noquearlo pero no me dio el físico para sacarlo y después me ganó a mi. Él no era un boxeador cualquiera y yo siento que le puedo ganar". El duelo disputado en Concordia, Argentina, terminó con un nocaut técnico a favor del mexicano en el noveno round.
"Quedé casi dos años con la sangre en el ojo y quiero volver bien porque tengo mucho para dar. (Mauricio) Lara se bajó del ring y me dio la revancha, pero él peleó siete veces más que yo y yo no he peleado todavía. Él noqueó a un campeón del mundo, no creo que me de la revancha ahora, pero me encantaría y lo sabe".
El boxeador mexicano disputó siete combates luego de enfrentarse a Eduardo Estela, ganó casi todos menos el último: la revancha contra el campeón mundial Josh Warrington. En febrero de este año lo derrotó por nocaut técnico en el noveno round y en setiembre la pelea terminó sin decisión luego de que en el segundo asalto un cabezazo sin intención del británico le cortó el rostro al azteca. Aún está pendiente un tercer duelo entre estos púgiles.
"Tengo que volver a pelear, aún no encontré mi mejor nivel; yo sé que puedo y me tengo fe, técnica y físicamente" añadió Estela muy esperanzado.
La ilusión siempre está, tenés que ilusionarte, porque si yo no me ilusiono no me levanto todos los días a las 6 de la mañana a entrenar y a meterle. Así estoy hace 18 años.
Son contados con los dedos los profesionales del cuadrilátero que hay en nuestro país, pero así y todo Estela ve con buenos ojos el futuro del deporte en Uruguay: "Hay más gente que hace boxeo y se está subiendo el nivel, solo falta más competencia, eso es lo que te mantiene vivo, con ganas, activo".
Por otra parte también añadió que en términos de preparación y ejercitación es casi fundamental salir al exterior por varios motivos: "El nivel de sparring y entrenamiento que hay en Estados Unidos es mejor, ahí está la cuna del boxeo, hay mejores preparadores físicos y entrenas con 3-4 técnicos arriba, eso motiva mucho más".
La concentración y la dedicación son factores claves a la hora de preparar un combate profesional: "Acá en Uruguay tengo a mi familia, mi trabajo y mis problemas, allá inevitablemente estás solo para entrenar y eso suma muchísimo. Allá solamente debes descansar y entrenar".
No es un deporte popular en nuestro país, pero el boxeo se está ganando adeptos. A pesar de ello Estela deja un mensaje muy claro: "Ser boxeador en Uruguay es muy complicado, recomiendo el boxeo porque física y mentalmente te hace bien, pero es muy sacrificado y duro. De verdad tenés que amar el deporte porque sino no lo haces. Tiene sus cosas lindas, sus recompensas, pero si querés vivir de esto recomiendo que no lo hagan, que hagan otra cosa.
Eduardo concurre sin faltas al Palacio Peñarol y allí se rige bajo las órdenes de Ramón Barrero: "Me gusta como entrena, tengo confianza con él y lo conozco hace muchos años. Él fue boxeador profesional y ve las cosas de otra manera. Tenemos otra comunicación, él me mira y ya sé lo que me va a decir, somos amigos".
Y si de amigos se trata, inevitablemente se debe mencionar a Eduardo Abreu, no solo porque es otro de los pocos profesionales que hay en Uruguay, sino porque también es el compañero inseparable de Estela a la hora de entrenar y prepararse para las peleas: "Dentro del boxeo es mi mejor amigo, mi hermano de la vida, nos damos para adelante entre los dos para entrenar, así ha sido siempre, nos conocemos hace mínimo 15 años. Le deseo todo lo mejor porque él se lo merece".
Apunto a lo más alto, quiero volver a pelear y me voy a romper el alma para ver hasta donde llego, me aferro a esto a morir y ojalá salga campeón del mundo.
En marzo de 2020 llegó la pandemia del COVID-19 a Uruguay y trajo consigo varios cambios negativos para la sociedad toda. Entre esos puntos desfavorables estuvo la problemática del desempleo y Eduardo no estuvo ajeno a la situación del país: "A mí la pandemia me mató, me cortó dos peleas. Me preparé varias semanas, hice dos preparaciones largas y no pude pelear".
Se lamentó además por todo lo que conlleva la falta de combates para un boxeador, que en definitiva es su trabajo: "No es solamente el hecho de entrenar y no pelear, también están las cosas que te prohibiste por ese mismo entrenamiento, los sponsors que arreglas y luego no hay peleas; son varios asuntos que uno tiene que arreglar, y como a todo el mundo le cortó el trabajo, a mi también".
El abrazo de un boxeador con otro boxeador es el más sincero.
El boxeo como tal es un deporte de contacto violento, pero las reglas que lo rigen hacen que la violencia no trascienda, como lamentablemente sucede en otras disciplinas. Consultado sobre el ambiente boxístico en sí, Estela marcó la importancia del respeto que se vive dentro: "Arriba del ring él (el rival) quiere lo mío y yo quiero lo de él; yo quiero seguir escalando y el otro también y nos vamos a matar por eso, pero a la vez empatizo porque el otro se mata entrenando igual que yo. Después que pase la pelea le doy un abrazo y es de sumo respeto. No significa que el otro te quiere ganar porque te odie. El boxeo tiene respeto y valores que a mi me los dio hace mucho tiempo y ojalá que eso no se pierda".
Al pertenecer a un entorno tan pequeño, entre los boxeadores uruguayos se llevan muy bien y Eduardo se refirió a ello también: "Espero que el día de mañana nos juntemos y hagamos una velada todos juntos. Entre los boxeadores tenemos una gran relación y yo quiero que le vaya bien a todos. Cuando Amilcar (Vidal) peleó en USA y ganó me dio una emoción tremenda, él sabe que yo me alegré de verdad. Es mi sueño también hacer una pelea como esa. Él estuvo toda la vida en el boxeo y se lo merece".
Estela está expectante preparándose y a la espera del ansiado llamado para volver a subirse al ring. Tiene de palabra un contrato con Chino Maidana Promotions, la promotora de Marcos Maidana, el exboxeador argentino retirado en 2016: "No firmé nada aún, pero la idea es pelear con ellos. No pude firmar porque justo cuando fui me saltó COVID positivo y me tuve que quedar en Uruguay".
Asegura que tiene "un montón de sueños y los voy a cumplir a todos". La incertidumbre es lo que predomina, pero las ganas, el espíritu de trabajo, la fuerza de voluntad y el entusiasmo le sobran.