12 de Septiembre del 2024
Carolina Gatti
Derechos Humanos
Empecinados tras las huellas del terrorismo de Estado
Ricardo Perciballe, Alicia Lusiardo, Samuel Blixen en la facultad de Información y Comunicación
Foto: Carolina Gatti

“Una Búsqueda, tres miradas” fue el título del conversatorio que se realizó este lunes en la Facultad de Información y Comunicación (FIC) organizado por el proyecto Cruzar de la Universidad de la República y el semanario Brecha.

Samuel Blixen, periodista, investigador y docente de la Facultad de Información y Comunicación (FIC); Ricardo Perciballe, Fiscal Letrado Penal en crímenes de Lesa Humanidad; y Alicia Lusiardo, antropóloga, docente de la Facultad de Humanidades y Coordinadora del Grupo de Investigación de Antropología Forense (GIAF); hablaron sobre la búsqueda de detenidos desaparecidos en Uruguay y los distintos roles que cumplió en el tema el periodismo, la justicia y la antropología.

“Desde el punto de vista del rigor los criterios periodísticos son más laxos de los que se pueden encontrar en la justicia o la ciencia”, comenzó explicando Blixen. A los fiscales y antropólogos les resulta fundamental el criterio científico, las evidencias y pruebas. El periodismo, en cambio, no se ve acotado por estos elementos. Para esta profesión es esencial tener en cuenta la ética y la verdad. “Con la ética y la verdad los periodistas podemos avanzar en la búsqueda de elementos que a veces apoyan, sirven y complementan a la actividad de las otras disciplinas”, sostuvo Blixen.

A su vez el docente de la FIC recordó el importante papel que cumplieron varios periodistas –mencionó específicamente a Julio Castro, Guillermo Chifflet, Claudio Paolillo, Zelmar Lizardi-  en la clandestinidad en la época de la dictadura, pasando información de lo que ocurría en Uruguay hacia el exterior. También recordó a quienes, en el exterior, difundían información, como Carlos Quijano, Guillermo Waksman, Zelmar Michelini y Carlos Fazio.

Al finalizar su exposición, Blixen hizo mención a las amenazas que está sufriendo el periodista de Caras y Caretas Ricardo Pose por su trabajo sobre temas relacionados con el terrorismo de Estado. Lamentablemente “es parte del trabajo periodístico enfrentarse a estas situaciones”, dijo.

Respecto a la justicia, Perciballe señaló que los obstáculos que se le presentan en la búsqueda de los desaparecidos son la falta de información de calidad y las decisiones políticas que se han tomado, que no fueron “lo relevantes que tendrían que haber sido”.

La Fiscalía toma un rol protagónico cuando se encuentra un cuerpo, explicó. A partir de allí comienza una causa judicial y “es ahí donde la fiscalía lidera la investigación, estableciendo garantías suficientes para comprobar que la persona hallada sea la buscada, determinar cuál fue la causa de muerte y establecer toda la cadena de custodia”.

Perciballe recalcó que los verdaderos protagonistas de la búsqueda son el GIAF y Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Sin “la incansable lucha de los familiares nada de lo poco que se ha avanzado se hubiera logrado”, expresó.

 

Coincidiendo con el fiscal, Alicia Lusiardo dijo que la mayor dificultad que ha tenido el GIAF para la búsqueda es la falta de información. “Estamos trabajando con testimonios escasos, indirectos, con una imprecisión muy grande. Si a eso le sumamos que hay archivos faltantes que no se entregan la búsqueda se vuelve muy difícil”, sostuvo.

Dentro de la investigación preliminar que realiza el GIAF está el estudio de los sitios donde puedan haber estado detenidas las personas que acabaron desapareciendo.  El primer paso es ubicar todas las fotografías de época que existan para analizar el paisaje en el momento en que sucedieron las desapariciones o posibles enterramientos. De esta manera, se podría “conocer cómo ha evolucionado y cambiado el terreno hasta el día de hoy”. Este grupo también realiza estudios sobre libros de cementerios, busca información en la prensa, en los expedientes, para completar datos sobre los sitios o las propias desapariciones.

En este periodo de gobierno, el GIAF solicitó un permiso para utilizar una tecnología que permite, desde de drones o aviones, analizar la superficie de un terreno y determinar la existencia de anomalías que puedan sugerir la presencia de fosas. “Cuando uno hace un pozo y lo vuelve a tapar lo primero que se genera es una montañita de tierra. Con el paso del tiempo, sea por la lluvia u otras cosas, la tierra va desapareciendo e incluso llega a quedar una depresión”, explicó Lusiardo. Lo que busca esta tecnología es reconstruir el paisaje, la superficie, y ver las pequeñas depresiones o acumulaciones de tierra que puedan llamarle la atención al antropólogo para señalarle sitios de interés.

“Nosotros solicitamos un permiso para poder utilizar esta tecnología y contactamos al técnico que asesora a quien trabaja con el Equipo Argentino de Antropología Forense”, el de mayor experiencia y prestigio en este tema en el mundo, contó Lusiardo. Sin embargo, el Ministerio de Defensa negó la posibilidad de realizarlo “aludiendo a cuestiones de soberanía nacional y que no se podía volar por encima de un predio militar”. La alternativa, que al final se concretó, fue que la Fuerza Aérea Uruguaya sobrevolase la zona y que la lectura la hicieran técnicos de UTEC que trabajan en forestación. “Si el operario (de estas tecnologías) no es alguien que esté trabajando en el área forense no va a tener posibilidad de hacer una lectura correcta”, dijo la antropóloga. La información que obtuvo el GIAF de estos vuelos no fue relevante y no reportó nada que haya servido para intervenir en los predios.

Hasta la fecha, agregó Alicia Lusiardo, que la información recibida habla de enterramientos individuales. “Los hallazgos lo corroboran”, sostuvo. Blixen dijo a su vez que hay datos de un traslado masivo de personas secuestradas en 1976 en Buenos Aires hacia el predio del Batallón 14 de Uruguay, donde se hallaron la mayoría de los cuerpos de desaparecidos. Si fuera así, podría haber en ese lugar fosas comunes, afirmó.

Actualmente, la lista de desaparecidos uruguayos (en el país o en el exterior) abarca a 197 personas. De ellas se han encontrado e identificado solo a 36. La búsqueda continúa.