La caza de patos figura como “deporte”; es tiro al blanco al vuelo en forma indiscriminada, el entretenimiento de turistas de elevado poder adquisitivo que vienen del exterior. Coendu reclama al presidente de la República: Luis Lacalle, que se prohíba por cinco años la caza de patos. Si no es escuchado tomará “medidas más extremas”·.
Desde Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, y otros países, donde está prohibida la caza, llegan desde mayo a setiembre, los “amantes” del tiro al blanco de patos al vuelo, y de otros animales, caso el ciervo Axis, liebre, perdices. Para ello hay estancias turísticas, entre ellas una ubicada en Soriano y hace unos años –desconocemos si eso sigue- también se promocionaba en Colonia: Four Season de Carmelo.
Están los que vienen en grupos y entre las hazañas figura quién derriba más patos, en esos tiros al cielo. Coendu (Conservación de Especies Nativas del Uruguay) desconoce cuántos patos menos quedan por año. Lo que sí sabe es que “a pesar del informe técnico que obra en poder del Ministerio de Ambiente” sugiriendo no cazarlos por lo menos “durante cinco años, se sigue autorizando afectando la biodiverisad”, dijo al Portal APU.uy el integrante de la Ong no gubernamental, Mauricio Álvarez.
El 30 de setiembre es cuando se renuevan los permisos de caza, si se renueva el de patos implica que la petición de Coendu no es atendida y en ese caso “vamos a tomar otras medidas para revertir esto que es ilegal”, de acuerdo al “artículo 1 de la reglamentación 164/96.”
El primer paso será intentar mantener una reunión con el presidente Lacalle, si la petición de no caza es desestimada, tendremos que ir por un recurso de amparo, dijo Álvarez, con la esperanza de no llegar a esa instancia.
En el 2018 se prohibió la caza de patos, no se hizo durante la pandemia, y volvió en el 2022 y sigue en el 2023. Esa violación a la normativa llevó a Coendu a realizar una petición al Ministerio de Ambiente para que se elimine a los patos del listado de especies de caza permitida y evitando así la ilegalidad en que incurre al permitir su caza cuando el propio Ministerio constata que su caza no debe habilitarse”.
El integrante de la Ong reflexionó que “no entiendo cómo en un mundo civilizado, en el 2023, se valide incluso por antropólogos y sociólogos, la depredación”, un acto de violencia, de matanza por placer.