Después de recorrer la escena musical montevideana por más de cuatro años, la banda artiguense TUFO lanzó su álbum debut homónimo
En el español de la Real Academia Española, tufo es un mal olor. Pero en Artigas es algo molesto, algo que no se quiere hacer o que no se quiere cerca. TUFO es también el son producido cuatro artiguenses que residen en Montevideo que emergió como respuesta creativa a la pandemia, entre sesiones de guitarra y amaneceres clandestinos.
En 2021 participaron de la Movida Joven, concurso organizado por la Intendencia de Montevideo, en el cual obtuvieron el primer puesto. Como premio participaron del show de cierre en el Teatro de Verano, Ramón Collazo. Al año siguiente, sobre ese mismo escenario, fueron teloneros de Cuatro Pesos de Propina. Durante el 2023 grabaron su álbum debut, que se publicó el 20 de agosto de este año, en una presentación en vivo en Tazú Bar.
En un texto breve que hicieron circular sus integrantes a través de redes sociales decía: “Ellos, quienes se comen el mundo desde los bordes, nos inventaron la idea de que no hay valor en la cotidianidad de nuestras interacciones, de nuestra risa, de nuestro llanto, de nuestras vidas”. Sus canciones, entonces, son la puesta en valor de esa cotidianidad artiguense despreciada por “quienes se enriquecen de su padecimiento” y su misión la de “enfiar una antena en el barro para replicar los acontecimientos más ordinarios del lugar que los crió”.
El álbum contiene quince canciones que atraviesan diversos géneros musicales: desde un rock blusero como “Adán Capricho", un samba como “Quem me viu” hasta un candombe como “Desde otros barrios”. También se exploran distintos ambientes y sonoridades: guitarras distorsionadas que rozan el metal o el hardcore como el inicio de “Esta noche” hasta guitarras limpias y con reverberación propias del indie pop en “Abrigo”, por poner algunos ejemplos.
A través de las canciones retratan distintas situaciones de la frontera como el contrabando, la miseria, el hambre y a sus personajes.
“Adán Capricho”, un borracho del barrio juzgado por la gente pero feliz, el “Cusquero” que hace fiasco y solo habla bolazo o el “Capitão” de “Maconha (Nem pensar)” que vive con el olor de la heladera en mal estado, un bebé “todo cagado” y un baño sucio pero no soporta el olor a marihuana, son algunos de los personajes retratados. En “Por abajo” se presenta una situación típica de la frontera: el contrabando, que parece la única opción para aquellos que no les alcanza para los altos precios de este lado del Río Cuareim.
Coherente con su negación de limitarse a un género musical es el rechazo a ciertos mandatos de género, expresados en las letras de canciones como “Quem me viu” (Quem me viu chorar / Quem me viu sofrer / E porque sou homem, sou humano / Não é coisa de fraco nao / Nem coisa de mulher) o “Maconha (Nem pensar)” (Seus filhos todo o dia presos / A violência e a pornografia / No programa da TV / Mais ve dois homens se beijar / “Meu deus, mas nem pensar”).
Además, en sus canciones se expresan preocupaciones por cuestiones sociopolíticas. En “Agua$alus”, por ejemplo, toman la crisis hídrica que sufrió Montevideo a mediados de 2023 para hablar sobre el cuidado del medio ambiente (Si le fallas a la tierra / No te enojes cuando la tierra te falle). O en “Cóndor”, donde hacen referencia al Plan Cóndor, a la resistencia latinoamericana frente al imperialismo estadounidense y reclaman justicia para las personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar.
Parece que si hay algo que se aprende en la frontera es que las identidades no son cerradas, sino que todo se mezcla y eso se celebra. Esta idea es como un fantasma que recorre todas las letras del disco y queda bien ejemplificada en la última canción del disco titulada “De contrabando” en la que, sobre la clave de candombe, canta el vocalista:
"Soy el que siempre va cantando / Soy guiso de contrabando /…Vengo de la periferia / En la otra punta del país / Soy los cusco de mi calle / Soy el llanto de los sauce / Soy aquel Río Cuareim / Dentro y fuera de su cauce /… Soy la mezcla de dos lenguas / Y también de varias razas"
Lejos de cerrarse a su identidad artiguense, la banda asume e incorpora con naturalidad atributos ajenos a ella. El candombe mismo, por ejemplo, propio de la cultura rioplatense, muy alejado y a veces hasta contrapuesto al carnaval de Artigas.
Dejá de hablar bolazo
A medida que uno avanza en el álbum comienza a comprender el significado del nombre. La banda, a través de sus canciones, molesta, perturba, cuestiona cierto orden establecido. Y no es únicamente una cuestión de contenido. Las canciones del Tufo son cantadas en español, en portugués y en portuñol, dialecto propio de la frontera, mezcla entre el portugues y el español. Esto denota el manejo natural y familiar de las dos lenguas por parte de los habitantes de ciudades fronterizas uruguayas como Artigas, Rivera o Río Branco. A pesar de que en más de una canción se puede notar esta variante lingüística, en la que mejor se expresa es en "Cusquero":
"Y Mansa, ¿ta todo bien por casa? / Esa cabecita ta pidiendo una terapia / Ta todo mal adentro / Y también por afuera / Y cuando abrís la boca sale solo bichera".
"Eh, cara, a ver si te antenas / Dejá de hablar bolazo / Que tas quedando mal / Ya viene haciendo fiasco / Querendo se mostrar / Después te re quemas porque te empiezan a pijiar".
Cuando se escucha el portuñol “lo que suena a los oídos es una cosa que no identificás claramente de qué lado estás”, expresó la lingüista uruguaya Virginia Bertolotti en diálogo con Portal.APU. Además observó que “hasta hace algunas décadas, no se escribía en portuñol, ni se hacía música ni literatura con esa lengua, porque se la consideraba como una manera de hablar poco prestigiosa”.
Este desprestigio tiene explicaciones históricas: la construcción de la identidad nacional en todo el mundo asumió que a cada nación le correspondía una lengua y promovió la enseñanza de esa lengua desplazando todas las demás variantes existentes dentro del territorio.
"Eh, ta, deixa de variar / Te empezaste a perseguir / Y ahora queres largar / ¿Qué querés demostrar? / ¿Qué querés demostrar? / ¿Qué querés demostrar?"
"¿Cuál haces cusquero? / Deixa de variar / No seas tan bostero / Deixa de variar"
"Bichicome / Tua rateada ja tem nome nao / Te faz o louco / Cara feia pra mim e fome / Tu tá te achando / U mais machinho do planeta / Gritando pras guria / Que baita cú / Que baitas tetas / No seas paiaso / Se fosse a tu irma / A tua mae o teu agarre / ¿Tu ía gostar? / ¿Que tu tem na cabeça rapaz?"
Para la lingüista, el hecho de que se haga música o literatura en portuñol tiene un valor reivindicativo de la identidad local y un enorgullecimiento hacia lo que la sociedad dijo en algún momento que "debería ser avergonzante". “Es la reivindicación de la identidad fronteriza como una manera de ser que suele ser poco valorada”, sentenció.