Un nuevo 20 de mayo donde se recuerda a los uruguayos desaparecidos durante la dictadura. Desde aquellos viernes en que las madres y familiares se juntaban en la Plaza Cagancha hasta el día de hoy son muy pocos los avances, pero la constancia es la característica de esas madres, esas “viejas”, que no pueden tomar un mate sin pensar en sus hijos.
Alba González, Albita, tiene a su cargo el mensaje de la Organización de Madres y Familiares de este año. Nos recibe en su apartamento que está pegado a la rambla, se disculpa por el poco espacio y porque no escucha muy bien. Hace pantalla con su mano como si eso le mejorara la audición, en un gesto simpático, dulce y gracioso. “¿Acá estoy bien?” - pregunta, y agrega sin esperar la respuesta: “quiero estar con mi hijo”, aludiendo a la foto que detrás suyo la mira desde la distancia, desde sus entrañas.
Alba responde las pocas preguntas que nos permitimos plantearle y se emociona, no lo oculta, pero domina la situación. Busca las palabras de lo que va a decir, pero no duda, tiene muy claro lo que está trasmitiendo. Cuando terminamos pregunta si estuvo todo bien y se distiende. Aun a riesgo del atrevimiento le pregunto cuántos años tiene. Se rie y dice que son 87 y que está muy orgullosa de decirlo. Le pregunto cómo se ha sobrepuesto durante todos estos años. Cuando responde no lo hace desde el papel de víctima, pero asegura que “nos estropearon la vida”.
