¨Somos esclavas de los dueños de los boliches¨ dice Loren Silva desde Rivera donde ejerció el trabajo sexual y gracias a la solidaridad de O.TRA.S y de su familia logró dejar. Ahora tiene un pequeño local de viandas que da sustento a su familia con dos menores a cargo de 4 y 12 años, pero continúa la lucha al lado de sus compañeras.
"Hay que terminar con los proxenetas" reclama como política de Estado. "Supuestamente entramos como libres, pero el dueño se queda con el 50% hasta el 70%" además de que ellas deben correr con el gasto de la pieza.
Denuncia Loren que a veces les retienen la documentación que les permite trabajar legalmente sin el riesgo de ser detenidas por la policía. Considera que lo ideal es el trabajo sexual sin whiskerias ni boliches, con independencia, asociándose entre dos o tres compañeras en un departamento.
Son parte de los reclamos que O.TRA.S intenta sensibilizar al espectro político para modificar la ley 17.515 del año 2002 promulgado en la presidencia de Jorge Batlle.
Johanna, que presta servicios en forma autónoma en las calles de Montevideo, menciona el cambio de edad mínima de ejercicio a los 19 y no a los 18 años como es ahora. Entienden que es necesario algo mas de madurez para enfrentar este trabajo.
Es conmovedor escucharla decir lo que muchas trabajadoras sexuales aspiran
¨Nosotras somos independientes, lo que hacemos es para nosotras, no tenemos dueño a quien rendirle cuentas¨
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