Uno de sus hijos fue asesinado el 7 de julio de 2024, su esposo falleció el 17 de febrero de 2025 y otro hijo fue asesinado días después, el 28 de febrero. Todo esto le ha pasado a Gloria Pulero, una madre que no llega a los 60 años de edad, que vive en la ciudad de Nueva Palmira departamento de Colonia.
Fuimos a su casa, nos recibió como tantas otras veces, ofreciéndonos una silla en el patio de la casa de bloques y chapas, ubicada en un terreno municipal, y mientras conversaba cuidaba que los pequeños que estaban a su alrededor no se cayeran y lastimaran.
Orlando
La madrugada del 7 de julio, Orlando (20 años) fue apuñalado “a una cuadra y media de casa” por un amigo, el que “siempre venía a acá”, dijo Gloria sin comprender cómo pudo el amigo matarlo. Y de esa muerte la mamá sólo conoce las historias contadas en el barrio o por los otros hijos u otras personas. De Fiscalía o la policía, “nunca” la llamaron para informarle o brindarle contención. Sí se enteró que “el amigo” que lo mató “está preso”.
Carlos
La madrugada del 28 de febrero de este año, un hijo va a su casa en busca de “una de las hermanas”, su cara “me decía que algo grave había pasado” en la familia, y era el asesinato de otro de sus hijos, Carlos, “el gordo como lo llama ella”. Sabe que su hijo “no es un fallecido, lo mataron, lo asesinaron”, remarca y se seca las lágrimas con la palma de su mano derecha. Ni la policía, ni Fiscalía, la han llamado para informarle cómo sucedió el trágico hecho y brindarle contención, y aclara: “no tenemos plata para ir con un abogado a averiguar”. Ya tienen mucho para pagar: “41 mil pesos” por todos los trámites tras la muerte, y “es mucha plata” para una madre que se la rebusca haciendo leña, recibiendo ayuda de otros hijos, y vendiendo cobre y aluminio, y recibiendo los jueves alimento del Merendero del Asencio, barrio donde viven, contaron vecinos al Portal APU.Uy Es una plata “imposible” de juntar para esta madre.
Carlos murió apuñalado afuera de un bar ubicado en la calle Gral. Flores casi Estados Unidos. Siendo las 4.30 horas del 28. Fueron condenados por el hecho dos hermanos, uno de 50 y otro de 55 años. Las penas: R.H.M.A. deberá pasar “siete años en prisión”; y S.D.MA “diez meses de prisión, la que se sustituye por régimen de libertad a prueba”, según el comunicado policial
Allanamientos sí, información no
La pasta base, la marihuana, el alcohol, la violencia, se apoderan de las personas, dicen profesional de salud mental. Unas “para consumir roban”, otras “la compran porque tienen quiénes le den el dinero. Y en el delirio viene el porte de armas de unos y la muerte es casi un hecho”, así fueron víctimas dos hermanos. A Gloria la policía no le ha informado sobre “el asesinato” de sus hijos, pero sí “no sé cuántas veces han venido a hacer allanamientos, a eso vienen sí”, dijo. El dolor inimaginable Para unos puede significar un “alivio” la muerte de determinadas personas, para una madre “un hijo es todo” –dijo Gloria-, es un dolor incontrolable –dicen sus lágrimas-, y eso muchas veces no es tenido presente en la sociedad; y “en las redes circulan comentarios cargados de agresividad, de liviandad, de placer por la muerte de… Cuando esos muertos tienen madre, hermanos, sobrinos”, publicó otra madre en respuesta a los mensajes en las redes.
El ayer y el hoy
El desconocimiento lleva a algunos a “opinar descarnadamente sobre asesinatos de jóvenes vinculados al consumo de drogas, al alcohol, máxime cuando éstos son hijos de la humildad socio-económica”, expresó uno de los periodistas que leía comentarios en Facebook mientras esta nota estaba cerca del punto final.
Gloria Pulero, la mamá de los chicos asesinados, vino de Carmelo a vivir al barrio Asencio de Nueva Palmira hace unos “25 años”. Fueron 21 kilómetros de una ciudad a otra. En aquel entonces tenía diez hijos, después fueron doce, y ahora en pocos meses dos ya no están más.
