16 de Junio del 2022
Roberto Saban
El proyecto editorial de literatura infantil desde las cárceles
Victor dibuja los libros, Gabriel los vende y los reclusos los arman
La Ballena Griselda
Foto: Libro "La Ballena Griselda"

 

NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN

¨Éramos personas habituadas a delinquir, vivíamos del delito, no del trabajo,

Disfrutábamos de hacer cosas fuera de la ley.

El peligro era nuestra forma de vida y era natural para nosotros.¨

Roberto Saban: ¿Donde los encontramos esta noche?

Gabriel Camino: Estamos en Parque Batlle en la Universidad de Montevideo, vinimos a dar una charla a los estudiantes, contando lo que vivimos en nuestra vida en la cárcel y lo que hacemos hoy fuera de ella. Hablamos de lo que es nuestro trabajo hoy.

RS: Víctor empezamos contigo, hoy son editorialistas infantiles, ¿Cómo llegaron a este proyecto?

Victor Alfonso: Mi nombre es Víctor, antes me decían ¨El francés¨, estuve preso en Francia por narcotráfico internacional y después estuve en otras prisiones. En un momento algo se quebró adentro mío. No quería más nada. Ahi tuve la dicha de encontrarme con el hermano Camilo. No quería seguir llevando la vida llevaba y me presentó este proyecto que él tenía muy avanzado desde su corazón, editando libros infantiles. Precisaban un dibujante, yo no lo soy, pero tenía mucha voluntad y ganas de ayudarlo y sobre todo no perder el tiempo y hacer algo que fuera productivo.

En un lugar donde era todo tiniebla, muerte y guerra, estaba cansado de todo eso y me apareció una salida.

Fue un camino que se fue logrando a través de largos años. Yo dibujaba y él conseguía los contactos y así salió el primer libro que se publica y sale al exterior 100% hecho por reclusos y que sale de la Cárcel de COMCAR de Santiago Vázquez.

 RS: ¿Dónde se conocieron Uds. dos?

VA: Estábamos los dos presos en COMCAR. Yo estaba como primario. Nunca había caído detenido en Uruguay, pero tenía detenciones en el extranjero. Estaba en el Módulo 11 de los primarios. Precisaban un dibujante y ahí me llevó una oficial y me presentó a Camilo y me gustó la idea, al fin algo positivo en un lugar donde nada es positivo y donde hay pocas cosas para reinsertarse, lo vi como una oportunidad.

RS: Víctor en un momento mencionase que algo se había quebrado adentro tuyo. Contanos un poco más de ese episodio.

VA: Fue por circunstancias mías. Mi padre era profesor, no me dieron malos hábitos, no vengo de una familia carenciada. Me desvié solo, quizás por malas juntas. Hice cosas mal, estuve preso, vinculado a problemas en una barra de futbol y llegó un momento en mi vida que precisaba un cambio, quería dejar eso -que si bien venía bien-, pero algo se había muerto adentro mío. Maduré, no quise seguir haciendo lo que estaba haciendo. Dejé la otra vida y empecé otra diferente, así que cuando salí de prisión me dediqué a otra vida.

RS: Gabriel ¿como ha sido tu derrotero?

GC: Esto lo comencé hace un montón de años luego de fracasar como padre, como hombre del hogar, de no asumir la responsabilidad de los hijo y de tu mujer. Pasé de ser una cabeza de familia a ser un loco de la guerra, con pensamientos violentos y donde solo primaba la vanidad y la búsqueda de objetivos materiales.

Después la vida me enseñó a mirar las cosas que no se pueden comprar. Por ejemplo, el amor de mis hijos.

Mi padre estuvo 20 años sin querer hablarme. Hoy estoy con mis hijas, y mi padre dice que lo mejor que le paso en la vida fue este hijo Gabriel. Él tiene 90 años y no lo dice porque esté chocho.

RS: ¿Cómo se llega a eso?

GC: Nos pasa por ser calentones, impulsivos y tomar malas decisiones. También alguna soledad, alguna amargura que te queda por dentro y te lleva a esto.

Mi padre era laburante, no era criminal. Yo tuve un evento dentro del hogar – que no viene al caso relatar- la falta de perdón o no haber podido leer lo que pasaba, se me cayó la estantería.

Se me había caído el ídolo que era mi mama. Pasó a ser mi enemiga. Todo lo que había aprendido de bueno en mi casa, hice lo inverso. Fui un sanguinario, matar, robar, un irresponsable e imprudente. Todo lo que tocaba lo rompía.

En una de mis tantas prisiones, cuando tenía 51 años -ahora tengo 60-, me dio un infarto en el Penal de Libertad en el Pabellón de Seguridad. Me internaron en el Clínicas. Mientras me estaban operando me dio un paro respiratorio. A los 4 o 5 días que recobré el conocimiento el médico que me operó me dijo ¨estuviste muerto 1 minuto, estuvimos a punto de dejarlo ahí, casi se nos agota¨

Bueno ahora estamos con ¨El francés¨ haciendo cosas para los privados de liberad, para esos que nadie mira, ni ve, ni escucha. Nosotros nos dedicamos a estar cerca de ellos.  

RS: ¿Porque?

La última vez estuve 12 años de punta a punta y sin visitas.

Cuando no tenía tabaco o yerba, el compañero de al lado o el de arriba me gritaba ¨Saca la mano, ahí va la cuerda¨ y ahí me pasaba una bolsita con la cuerda. A veces un pedazo de torta que recibían de sus visitas.

Otras veces me gritaban ¨¿Que precisas para cocinar?¨ y ahí me pasaban arroz o un pedazo de cebolla.

Nosotros les decimos a todos ellos ahora: ¨Vos sos importante, no bajes los brazos, todo va a cambiar¨. Ahora hacemos libros, él dibuja y yo vendo libros y ahí vamos.

Son libros de madera y como te dijo Víctor hechos enteramente dentro de la cárcel y se donan a las escuelas públicas. Todo esto gracias al Secretario General del Sindicato de la Prensa Rody Olivera y a Pablo Caggiani que mandaron a hacer el libro LA BALLENA GRISELDA para todas las escuelas del país.

Es una publicación oficial, editada en español y traducida al inglés por la UEDLAR. Fue gracias a la gestión de esta gente y a la confianza que depositaron en nosotros que no vamos a olvidar jamás.

Este es el primer libro que sale de una prisión y que las maestras de primeros grados lo usan para enseñar a leer y escribir y los de 5 y 6 para leer en inglés, porque en Uruguay el inglés es obligatorio en las escuelas.

Esto sale del corazón de los que fuimos delincuentes. Todos pueden cambiar. Salvo aquellos que violan y matan niños, esos son enfermos psiquiátricos.

El resto puede cambiar, así como yo y como él.

Éramos personas habituadas a delinquir, vivíamos del delito, no del trabajo,

Disfrutábamos de hacer cosas fuera de la ley.

El peligro era nuestra forma de vida y era natural para nosotros.

NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN NUESTROS HIJOS NOS ESPERAN
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