08 de Marzo del 2025
Victoria Camboni
Conversatorio y artes en el Mes de la Mujer
Cuerpos que hablan: feminismos en el arte
Conversatorio sobre feminismos y arte en Espacio Cultural Extasia
Conversatorio sobre feminismos y arte en Espacio Cultural Extasia
Foto: Victoria Camboni

Celebrar el arte tiene siempre una connotación emocional y liberadora. Y más aún cuando se conjuga con una expresión reivindicativa de ser mujer, de ser disidencia. El 7 de marzo, en el marco del Mes de la Mujer y en el día de la visibilidad lésbica, previo a la marcha del 8M, se unieron charla, arte y feminismos. Para hablar de nosotras. Para pensar el arte en clave feminista.

El conversatorio ‘Cuerpos que hablan: feminismos en el arte’, fue organizado por el espacio feminista del colectivo Our Voice en conjunto con la Compañía Artística Extasia, en el Espacio Cultural Extasia de Ciudad Vieja. Durante el encuentro se proyectó “Deslenguadxs”, un cortometraje de Poesía Audiovisual Lesbofeminista creado por Casa y Biblioteca Lesbofeminista MemoriaLes. También hubo exposiciones fotográficas de las fotógrafas Martha Passeggi y Laura Sosa, y una exposición que compartieron las organizadoras, donde se apreciaban fotografías, vestuario y parte de las escenografías que han llevado a las calles en varias fechas feministas, y un audiovisual sobre una puesta en escena presentada en un festival de cortos del Sindicato Uruguayo de Artistas en 2024. La jornada, que finalizó con intervenciones artísticas, tuvo como invitadas a cuatro mujeres que forman parte del mundo del arte y la cultura, y que además, han vivenciado sus experiencias con todo lo que implica ser una mujer en mundos marcadamente heteropatriarcales.

Viki Style: “Hay espacios donde todavía cuesta hablar de feminismo”

Una de ellas es Viki Style -nombre artístico de Virginia Sequeira-, una feminista, rapera, grafitera y “profe de hip-hop”, como ella se define. “Fue a partir de la voz y del rap y en hip hop que descubrí lo que me pasa a mí, y no solo a mí, también a otras mujeres afro. Hay espacios donde todavía cuesta hablar de feminismo”, relató en una ronda que la escuchaba con atención.

“Debe haber sido en el 2012, cuando fue la movida de la legalización del aborto, de Cotidiano Mujer, la marcha de las putas… el rol del arte acompañando esos movimientos. También el antifascismo, lo que pasó con la marcha de las motas, que tuvimos una compañera que fue atacada, que terminó en el CTI, despertó todo un movimiento afro”, compartió Viki.

En la charla, resaltó la importancia de “ocupar otros espacios además de las calles, en la educación, en centros de rehabilitación, de salud mental, y en las cárceles”. Y luego llevaron el hip hop a las vecinas, a las madres.

Forma parte de Se armó Kokoa desde su creación en 2014, una banda de hip-hop integrada por mujeres que se identifican con la lucha antirracista y feminista, en defensa de las mujeres afro con las que se identifican.

Arra Hué: “Lo personal es político y lo político es colectivo”

Otra de las exponentes fue Arra Hué, mujer charrúa uruguayo-brasilera que desde muy pequeña dedica su vida al arte. Arra, sin embargo, siente que su experiencia de vida tiene muchas identidades. A su turno, contó que una vez una chica quiso hacer un documental sobre ella por ser una “artista charrúa”, “pero yo soy una artista charrúa, mujer, madre… soy un cuerpo que experimenta la vida desde muchas perspectivas…. Todas ellas forman mi trabajo, mi vida”.

La artista, performance, música y poeta, también habló sobre su conexión especial con el río y la ancestralidad, que se integran en su vida. “El arte está entre lo divino y lo mundano. La ancestralidad está en ese mismo lugar”. Y recordó cuando el país se quedó sin agua potable, donde la sequía se combinaba con el salitre del agua que salía por la canilla. “Había que salvar el río en plena sequía. En ese momento estaban pasando cosas muy graves. Nos están robando el agua”. Y agregó una reflexión al respecto: “Lo personal es político y lo político es colectivo”.

Arra habló de volver al cuerpo como acto artístico a través de volver a las raíces ancestrales y la conexión con la naturaleza. “¿Cómo se puede colectivizar esa necesidad de defender el cuerpo?”, planteó.

Finalmente, se refirió al significado de su nombre charrúa, que adoptó luego de descubrir que tenía sangre originaria de este pueblo: “Esto es lo que quiero colectivizar, Arra Hué, que significa ‘regalar agua’”.

Sabrina Speranza: “El teatro del oprimido es un ensayo para la revolución”

El teatro del oprimido fue desarrollado por Augusto Boal, un dramaturgo y pedagogo teatral brasileño que toma forma a raíz del trabajo de Paulo Freire y su Pedagogía del Oprimido. De allí proviene este estilo que toma Sabrina Speranza, una directora, profesora de la Escuela Municipal de Artes Dramáticas (EMAD), investigadora teatral e integrante de la Comisión de Género del Sindicato Uruguayo de Artistas (SUA).

Sabrina habló sobre el "feminismo para el 99%", un manifiesto que "trae la idea de que no es necesario que haya más mujeres en lugares de poder, sino que haya más mujeres que accedan a los derechos". Y se preguntó: "¿De que sirve que una mujer ocupe un espacio de poder en este sistema? Hay que cuestionar los espacios de poder".

Luego se refirió al teatro. “Todavía es elitista. No solo por los espacios o el costo de las entradas, sino por lo que dicen, o quiénes lo dicen, y quiénes están arriba del escenario”.

Respecto al teatro del oprimido, dijo que en esta pedagogía teatral “se hace visible aquello que es invisible pero que está tan instalado que ya no lo reconocemos. Tenemos tendencia a ver las violencias que rompen la normalidad, pero vivimos en un estado permanente de violencia, que es intrínseca”.

“La toma de conciencia es importante, pero hay condiciones materiales concretas que hacen que un taller de teatro del oprimido no sirva. Sí creo que la salida es colectiva. No le podemos pedir al arte que haga lo que tienen que hacer los movimientos sociales. Pero es una herramienta. El teatro del oprimido es un ensayo para la revolución. Pero si es un ensayo no es suficiente. Es necesario luchar para cambiar las condiciones materiales”.

Amalia Amarillo: “Varones Carnaval era mostrarnos en la cara lo que estaba pasando”

Amalia Amarillo se crió en el mundo del carnaval, y así fue desarrollando su profesión de comunicadora, profesionalizada en lo visual y en la gestión de proyectos, siempre cerca de su pasión. Desde 2017 se involucró en la producción de la murga La Mojigata, donde su habilidad para el diseño ha sido un componente distintivo de su labor.

“Yo empecé a hacer murga desde chica. Una murga que acunó a muchas feministas, que iba por carriles alternativos”, relató Amalia sobre sus primeros tiempos en el carnaval. Salió de colectivos donde había solo mujeres y entró en colectivos donde era la única.

La murga sufrió transformaciones a lo largo del tiempo, dijo Amalia. Antes, cuando era chica, no dejaban subir mujeres a la “bañadera” (el camión de traslados). “Es una lucha permanente. Se gana de a gotitas, y es muy lindo ese cambio”.

En cierto momento de la charla, salió el tema de Varones Carnaval, una movida de denuncia sobre presuntos abusos por parte de figuras que formaban parte de los tablados, que tuvo su explosión a través de publicaciones anónimas en redes sociales. “Hubo también en el rock, en la política (esos son más difíciles de tapar por cuestiones de poder), hubo en todos lados”, dijo Amalia. “En carnaval hubo muchísimos testimonios, era imposible de tapar”.

Actualmente Amalia Amarillo trabaja en la Gerencia de Festejos y Espectáculos del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, desempeñándose como coordinadora de proyectos en la División de Información y Comunicación, y es además asesora en Comunicación de Políticas Públicas y Género.

“Hoy estoy dentro del carnaval, fui incluso parte de Varones Carnaval. Sirvió y no sirvió. Se bajó mucha gente un par de años del escenario. Pero si las feministas que estamos ahí esperábamos que desaparecieran los que estaban ahí, era muy difícil. Una placa anónima en una red social no es suficiente para tomar una iniciativa judicial. Pero empezó a mover cosas en la política pública. Empezó a generar cambios, un protocolo para el cuidado de niñas, niños y adolescentes, etc. Se empezó a dar una contención a los.gurises, talleres, monitoras que trabajaban de forma institucional y si pasaba algo se activaba un mecanismo de protección”.

“Yo no dudo de una placa que denuncia, pero sin un proceso judicial no se puede sacar a la persona. Pero si leemos la otra cara, empezar a desarrollar que existan puntos violetas en el carnaval donde hay compañeras que tienen un protocolo armado sobre cómo accionar y además son puntos de información”.

“Lo que pasó con Varones Carnaval pasamos.de la cultura de la cancelación, de la condena social, a decir que no era tan grave, y olvidarse. Cuando la condena social se va, hay que ver qué es lo que queda. Si esa persona que cancelamos no entendió lo que hizo mal, lo va a hacer en otro lado. Varones Carnaval era mostrarnos en la cara lo que estaba pasando”.
 

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