Vive desde siempre en las 6 hectáreas familiares, se dedica a la quinta, a criar animales, y esquila, lava la lana, y la hila en la rueca, para el sustento familiar. Nos referimos a Andrea Arispe, una mujer que le hizo honor al Día Internacional de la Mujer Rural, y que en cada jornada manifiesta su entrega a la tierra.
El Portal Apu.uy se contactó con Andrea Arispe, de 47 años, que no recuerda desde cuándo trabaja en el campo en el paraje Polancos, a 13 kilómetros de la ciudad de Nueva Palmira (departamento de Colonia) .Se sentiría “como un pájaro enjaulado” si le tocara vivir en la ciudad. “A mí me gusta hacer todo, menos cocinar”, dijo, y sonrió como en varias oportunidades durante la charla.
Hizo la primaria y cuando tenía “13 años fui a la Escuela del Hogar de Palmira a aprender a hilar. Hubo una época que hilaba para ocupar los ratos libres, después con todo lo de la pandemia me puse a tejer, y tiño yo misma la lana. Fui a la feria de las mujeres rurales en La Querencia y me sirvió porque ahora tengo más ventas”.
Sus jornadas comienzan a las “seis y media de la mañana”, hace una “siesta de una hora” y vuelve a las tareas, lo último del día es “sentarme a la rueca porque es lo que hoy me da. En el campo no hay días libres. Ahora tengo poca quinta porque con esta seca si le baldeo a las vacas no riego la quinta”. Para sembrar la tierra se vale de un caballo y arado.
Cría gallinas, esquila a mano, con tijera, las “20 o 30 ovejas” que tienen, ordeña, prepara la lana, la tiñe, la pasa por la rueca y la vende en ovillos o hace prendas (sacos, ponchos, buzos, y hasta jergones para caballos). Por consultas o confecciones llamarla al 099 519 222.
Comparte su hogar con un anciano (padrastro), su hermana que trabaja tres días fuera de la casa y el resto del tiempo “me ayuda en los quehaceres”, y su sobrina que va a la Escuela Agraria.
En su casa no existe el agua potable ni la energía eléctrica y utilizan una pantalla solar con la que puede cargar el celular. Obviamente no tienen televisor, aunque le “gustaría poder tener uno para mirar el Mundial. Sé que si tuviera luz tendría otras posibilidades”.
Sus tareas de campo se interrumpen cuando “voy al pueblo a hacer los mandados, y cuando voy a las reuniones de La Red de Mujeres Rurales”, del departamento de Colonia.
Para Andrea no es aburrida la vida de campo. “Me hago los gustos últimamente, en esta vida estamos de paso, hay que disfrutar también. “Tengo muchas amigas”, dijo por último esta admirable mujer rural.


