En un país con 3 millones y medio de habitantes, que tiene capacidad para abastecer de leche "a 30 millones de personas”, al punto que “el 75% de la producción se exporta”, no se entiende qué pasa en ese sector.
El ingeniero agrónomo, ex presidente del Instituto Nacional de la Leche (INALE), y productor lechero, Juan Vago Armand Ugón, en diálogo con el Portal.APU.uy, expresó su preocupación por el momento actual en esa rama de actividad.
Vago Armand Ugón señala que el sector primario de la lechería atraviesa un “momento productivo muy bueno”. Esto se debe a varios factores “precios internacionales positivos”, siendo “la leche en polvo - principal producto de exportación de Uruguay -, se ha mantenido en un precio estable de “4 mil dólares la tonelada en polvo entera, no estamos en un escenario de malos precios como tuvimos en el 2021 que bajó a 2.500 dólares”
Eso se ve ayudado por las “buenas condiciones climáticas favorables, costos de los granos en relación con el precio de la leche, lo que hace que la alimentación del ganado sea más económica”.
Sin embargo, el sector enfrenta “graves problemas estructurales” que se manifiestan en “el cierre de aproximadamente mil tambos en los últimos diez años” (según datos del INALE). Este fenómeno, en un contexto de precios y producción positivos, es lo que genera una profunda preocupación en el experto, que durante la nota varias veces dijo: “yo soy muy autocrítico pero no entiendo qué pasa con el sector lácteo, porqué tiene tantos problemas”.
En su opinión, hay contradicción entre la buena situación productiva y la crisis del sector, como “la falta de un plan a largo plazo” (de al menos 15 años) genera incertidumbre. La falta de certeza sobre el futuro del negocio desincentiva a los productores a invertir, a continuar en la actividad o a “planificar la sucesión de sus empresas”.
Sostuvo que el sector debería tener, por ejemplo, “subsidios como se le dio a la forestación” para su crecimiento.
Problemas de competitividad
Como país agroexportador del “75% de la producción de leche en polvo”, Uruguay debe ser competitivo “en toda la cadena de producción” de derivados de la leche.
El ingeniero menciona que el país tiene un “tipo de cambio atrasado y costos elevados (impositivos, laborales), lo que dificulta la capacidad de las industrias para competir en el mercado internacional, especialmente en productos de alto valor como los quesos”.
En un país de 3 millones y medio de habitantes el sector lácteo tiene capacidad para “abastecer a 30 millones de personas”, dijo el ingeniero, por lo tanto “hay que mirar más hacia el exterior”.
Incorporación de tecnología
Aunque existe tecnología desarrollada por instituciones como la Facultad de Agronomía e INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria), el agrónomo observa que “solo un tercio de los productores la adopta y prospera. Los dos tercios restantes no logran hacerlo, lo que provoca estancamiento y, a la larga, el cierre de los tambos”.
El problema, según su visión, no es la falta de tecnología, sino cómo se transfiere, “cómo se genera la certeza para que los productores inviertan en ella y cómo se manejan las sucesiones en las empresas familiares, que son particularmente complejas y difíciles de planificar”.
La situación de la industria láctea
El cierre de plantas lácteas también es un reflejo de los problemas estructurales, destaca que la modernización de las plantas de leche en polvo hace que puedan “competir con el mercado internacional”.
Sin embargo, otras, como las de quesos y dulces “no se han modernizado tecnológicamente” y “no pueden competir con sus productos en el mercado internacional” que es de “alta calidad”, por lo tanto, se quedan “en el mercado interno que es pequeño”.
El ingeniero sostiene que debería haber “una asociación entre las pequeñas y medianas plantas, para que cada una se especialice en un producto y evite la competencia interna, eso brindaría mayor eficiencia y capacidad de exportación”.
Vago Armand Ugón concluye que la solución requiere “un plan de promoción de la lechería acordado por consenso entre todos los actores de la cadena: productores remitentes, industrias, trabajadores y gobierno”.
El tambo de Vago se inició en la década del 30 por parte de sus abuelos, siguió su madre, después estuvo él y ahora su hijo y sostiene que es un buen negocio familiar.


