01 de Junio del 2024
Sala de Redacción
Un mundo en guerra
¿Es inevitable la guerra?
Monumento En busca de la sabiduría: Confucio preguntando sobre el Tao a Lao Tsé
FOTO: https://www.instagram.com/montevideoim

Aún estamos a tiempo para que la humanidad pueda encontrar caminos que no solo eviten la destrucción de la guerra sino que permitan construir un mundo mejor que el actual.

Ricardo Chagala - lacommunis.org

 

En la ciudad de Montevideo, Uruguay, el 29 de mayo se inauguró la obra escultórica “En busca de la sabiduría: Confucio preguntando sobre el Tao a Lao Tse”, donada por el Museo Nacional de Arte de China (NAMOC). 

Las esculturas chinas, que representan el diálogo entre los maestros filósofos Confucio y Lao Tse, pueden ser visitadas en uno de los principales parques de la ciudad.

La coincidencia temporal de esta instalación con el escenario mundial en el cual la narrativa guerrerista se acompaña de toma de decisiones concretas que parece llevarnos a una conflagración global (sin descartar el uso de armas nucleares), merece detenemos un momento en las bases filosóficas de los personajes representados en las esculturas mencionadas.

Los antiguos maestros taoístas mostraron como el hombre violento y agresivo parece implacable, pero en realidad es una persona emocional; la eficiencia máxima del conocimiento y la estrategia es hacer que el conflicto sea totalmente innecesario; la mejor estrategia militar es la que frustra las acciones del enemigo. [1]

Con mucha frecuencia se afirma que la paradoja es uno de los recursos del taoísmo, utilizada para trascender las barreras imperceptibles de la conciencia: por ello, el famoso documento Bin Fa (“El arte de la guerra” nombre con el que se lo conoce en occidente) de Sun Tzu, es un texto que promueve prioritariamente evitar la guerra, oponerse a la misma, como primera opción.  

Se considera que la guerra es un asunto de vital importancia para el Estado; está en juego la vida o la muerte; el camino de la supervivencia o de la ruina. Por ello, antes de tomar cualquier decisión, se requiere estudiarla profundamente.

 

Miremos el mundo actual

Anunciada desde el comienzo del año, se acerca la fecha de la denominada V Conferencia de paz sobre Ucrania. 

La Conferencia será los días 15 y 16 de junio de 2024 en un complejo hotelero ubicado en un promontorio en la localidad de Bürgenstock, una zona del centro de la Confederación Helvética a la que solo se puede acceder mediante una única carretera y que es fácil de aislar en el marco de las estrictas medidas de seguridad que se aplicarán.

El 27 de mayo, los medios suizos confirmaron que ya está listo el documento final a adoptarse el cual pondría énfasis en la seguridad nuclear, la seguridad alimentaria, la libertad de navegación y los aspectos humanitarios, no así la exigencia para la retirada de las fuerzas rusas.[2]

Los organizadores han informado que fueron invitados 160 Estados, de los cuales 70 confirmaron asistencia. Sin embargo, se aclara que Rusia no fue invitada y se sabe que el presidente de los EE. UU. aún no ha confirmado su presencia en esta reunión.

Cuesta concebir una negociación de paz sin una de las partes esenciales en el conflicto, al tiempo que los hechos que se vienen dando desde el anuncio de la conferencia, no parecen augurar avances hacia la paz.

Cada día se renuevan los anuncios sobre el mayor involucramiento de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en el conflicto.   

Además de la entrega de armamento al gobierno y ejército ucraniano, es cada día más evidente la presencia de los denominados “mercenarios” e “instructores” de países de la OTAN, como ha quedado tristemente comprobado estos días con la muerte de personas de varios países europeos como resultado de un ataque ruso en un polígono militar en el oeste de Ucrania.  

A ello se agregan dos aspectos más: el envío de tropas militares de países OTAN a pelear en Ucrania y aunque aún no parece haber unanimidad, desde la OTAN parece darse vía libre para que las armas suministradas a Kiev sean utilizadas para agredir el territorio ruso profundo.

Según el New York Times, el 29 de mayo, durante su visita a Moldavia, el secretario de Estado Antony J. Blinken se convirtió en el primer funcionario de la administración norteamericana en dejar abierta públicamente la posibilidad de que la administración Biden podría "adaptar y ajustar" su postura sobre atacar dentro de Rusia con armas estadounidenses, basándose en las condiciones cambiantes del campo de batalla.[3]

A estos aspectos se suman múltiples hechos, como recientes ataques ucranianos sobre radares nucleares rusos a sabiendas que ello puede significar nada menos que la aplicación de los protocolos de defensa nuclear de la Federación Rusa.

Realmente es un curioso contexto para una conferencia de paz:  en medio de acciones y declaraciones que en todos los casos apuntan a profundizar la guerra sin que se escuchen propuestas sobre cómo conseguir la paz, una de las partes del conflicto no ha sido invitada y la otra será “representada” por una persona que constitucionalmente ha dejado de ocupar el cargo de presidente desde el día 21 de mayo de 2024.

Más que conferencia de paz, parece un foro para continuar las hostilidades que se desarrollan en el campo militar, pero también en el político, económico, cultural y en los medios de comunicación. 

Recordemos que al mes de iniciada la llamada “operación especial” rusa, en Estambul se había alcanzado un acuerdo de paz el cual fue dejado de lado por la intervención de algunos de los países que estarán en Suiza a mediados de junio.

Paralelamente, desde comienzos de 2023 se conocen acciones de la República Popular China para un plan de paz sobre el conflicto en Ucrania.

Entre los puntos principales de la propuesta se incluye:

  • respeto a la soberanía de todos los países y a su integridad territorial;
  • abandono de la mentalidad de guerra fría y el respeto a las legítimas preocupaciones de seguridad de los países;
  • alto el fuego y una llamada a la "moderación" para evitar que la situación se salga de control;
  • inicio de conversaciones de paz, dado que el diálogo y la negociación son la única salida viable para resolver la crisis;
  • resolución de la crisis humanitaria, protegiendo eficazmente la seguridad de los civiles y estableciendo corredores humanitarios para su evacuación de las zonas de guerra;
  • apoyo al intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania y el cese de ataques a instalaciones civiles;
  • protección de la seguridad de las centrales nucleares; reducción de los riesgos estratégicos, que incluye un énfasis en que "una guerra nuclear no se debe y no se puede librar";
  • garantía de la exportación de cereales, en la que las Naciones Unidas han de desempeñar un papel importante;
  • cese de las "sanciones unilaterales" por no solucionar los problemas, pudiendo incluso crear otros nuevos;
  • protección de la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro, que incluye una petición a todas las partes para que se opongan a la politización e instrumentalización de la economía mundial.[4]

El 23 de mayo de 2024, los Gobiernos de Brasil y China presentaron una propuesta conjunta con sugerencias para que Rusia y Ucrania lleguen a una solución política del conflicto.

El documento, elaborado por el asesor especial de la Presidencia y excanciller brasileño, Celso Amorín y el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, señala que el diálogo y las negociaciones son la única solución viable a la crisis en Ucrania, solicitan a las partes frenar la expansión del campo de batalla, evitar intensificar los combates y aumentar la ayuda humanitaria. Incluye también, un llamado para evitar los ataques a civiles y para que se proteja especialmente a mujeres, niños y a prisioneros de guerra.

Además, proponen la realización de una conferencia internacional de paz que sea reconocida por ambas partes y piden a la comunidad internacional apoyar todas las gestiones necesarias para promover las conversaciones de paz.

Más allá de razones propias de los intereses nacionales estratégicos chinos (la inclusión de puntos como la protección de la estabilidad de las cadenas de suministro o sobre la instrumentalización de la economía mundial son ejemplos de ello), la iniciativa de paz impulsada inicialmente por China recoge una visión de la guerra y la paz que hunde su inspiración en las tradiciones ancestrales del gigante asiático.

Según la información que se conoce públicamente, la diferencia entre esos dos procesos es que el promovido por China (ahora junto a Brasil) hace énfasis en aspectos humanitarios y en especial, en la necesidad de evitar la conflagración nuclear.  En cambio, las voces del llamado “occidente”, cada vez hablan más de la guerra y su escalada.

Lejos de tratar de evitarla, se pretende adjetivar a la guerra como “inevitable”, como si fuera en fenómeno natural, independiente de las decisiones humanas.

Parece evidente que la supuesta “inevitabilidad” de la guerra (que en realidad sería la profundización de una guerra ya en curso) responde más a un deseo o en el mejor de los casos una amenaza, que a una constatación fáctica.

En el escenario actual, resulta hasta cierto punto explicable que la potencia en ascenso trate de evitar la profundización de los enfrentamientos armados cuya escalada puede ser terminal para el planeta, mientras los poderosos en caída, no se opongan a acciones que pueden provocar cambios a su favor, aun cuando el resultado sea incierto y peligroso para todas las personas que habitamos el planeta.

Regresando a los pensadores chinos, conviene recordar que la doctrina del Tao sobre la guerra se encuentra en el Tao Te Ching donde se desaconseja el recurso a las armas o la victoria armada, entre otros motivos, porque las armas son nefastas, su uso llama al exceso lo cual no es compatible con la armonía, el equilibrio, el control, la sencillez, la hermosura, la bondad, el Tao.

Donde acamparon los ejércitos nacen las zarzas, y tras las tropas, inevitablemente vienen años de hambre.[5]

En el año 1936, luego de la larga marcha de dos años, Mao Tse-Tung escribió el texto “Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria en China” donde recoge las experiencias vividas y reflexiona sobre su realidad a partir de la obra de Su-Tzu.

Allí afirma que el objetivo de la guerra es eliminar la guerra.

Imaginemos que dirían estos pensadores y dirigentes políticos si hubieran conocido la gigantesca capacidad destructiva de las armas nucleares.

Aún estamos a tiempo para que la humanidad, recogiendo lo mejor de las tradiciones, pensamiento y conocimiento producido en todas las culturas, la china, la europea, la de los pueblos indígenas, la islámica, todas las culturas, pueda encontrar caminos que no solo eviten la destrucción de la guerra sino que permitan construir un mundo mejor que el actual.

Para comenzar, es imprescindible partir de la base de que ninguna guerra es inevitable si hay voluntad real de solucionar problemas en lugar de agravarlos.

 

 

 [1] Thomas Cleary, El arte de la Guerra de Sun Tzu, Madrid, 2006.

[2] https://www.swissinfo.ch/spa/politica-exterior/suiza-confirma-el-texto-final-y-objetivos-de-la-cumbre-de-paz-sobre-ucrania/78785091#:~:text=La%20conferencia%20de%20paz%20sobre,retirada%20de%20las%20fuerzas%20rusas.

[3] https://www.nytimes.com/2024/05/29/us/politics/biden-ukraine-russia-weapons.html

 [4] https://www.elperiodico.com/es/internacional/20230330/china-plan-paz-ucrania-rusia-83627453

 [5] Jaime Barrera Parra, Someter al enemigo sin librar combate, Universidad de los Andes, Revista de Estudios Sociales, febrero 2023. https://journals.openedition.org/revestudsoc/26403?lang=en