29 de Agosto del 2023
Nedy Masciadri
Hacinamiento en las cárceles
La situación de los reclusos en Uruguay
Rejas centro penitenciario
Foto: Nedy Masciadri

La superpoblación de las cárceles es un tema preocupante para varios sectores de la sociedad uruguaya. El consumo de drogas, la introducción de la misma en los penales, las secuelas y el desequilibrio en la salud mental, son algunos de los flagelos de difícil tratamiento.

Como consecuencia de los índices de hacinamiento explotan, en ese centro, los problemas internos como en cualquier lugar de reclusión, aumentados exponencialmente por la cantidad de personas con problemáticas diferentes.

LA PROBLEMÁTICA ENDÉMICA

La ausencia de políticas rehabilitadoras o educativas ha implicado un parche sobre otro en lo que refiere a solucionar las situaciones de consumo en los centros de reclusión.

No existe suficiente personal idóneo para el tratamiento de consumo problemático de drogas, para el acompañamiento terapéutico y la resolución de problemas adyacentes.

Naturalmente se establece, por parte de los catedráticos, que el personal nunca es suficiente, no existe un incentivo para el trabajo en centros de reclusión y la ausencia de planes completa un panorama desolador.

LAS CIFRAS

En el establecimiento de Santiago Vázquez, se aloja un 30% de los casi 15 mil privados de libertad de todo el país.

En promedio, casi el 80% de los reclusos que pueblan los 26 centros de detención tiene problemas de adicción, según un monitoreo realizado en 2021 por la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

A cada recluso se le debe brindar alimentación, medicamentos, atención médica y provisión de ropa, calzado y otros insumos. En promedio, cada detenido le cuesta al estado cerca de mil dólares mensuales.

LA REINCIDENCIA

El consumo problemático de drogas que afecta a la población carcelaria, se traslada a la vida en libertad.

A los reclusos que vuelven a insertarse en la sociedad les cuesta adaptarse a la nueva vida y sus adicciones constituyen un peligro para sí mismos pero también para la seguridad pública.

Esta conducta reiterativa implica la reincidencia en el crimen como forma de obtener recursos para continuar consumiendo.

EL CUELLO DE BOTELLA

La problemática de la adicción desemboca en distintos procesos de deterioro mental que si bien son detectados por los equipos médicos,  generalmente se encuentran en estado avanzado y es difícil aplicar tratamientos adecuados. Por el entorno, por la falta de recursos y por la propia negativa de los internos.

Esta situación ocurre naturalmente en todos los centros de reclusión y las secuelas que deja son devastadoras para los reclusos y para la institución, ya que genera muchos más gastos que si se los mantiene en  un buen estado de salud.

LOS PROGRAMAS PALIATIVOS

En distintas unidades se aplican planes de trabajos comunitarios, relajación y concentración, ejercicios y algunos proyectos de colaboración con la propia institución, grupos de artes marciales, fútbol y teatro, artesanías y otros oficios.

El módulo 5 de la Unidad número 1 de Punta de Rieles es un ejemplo de iniciativas positivas. Allí, algunos internos colaboran en la construcción de una escuela en el mismo predio y quienes consideran apropiado se suman a las clases de yoga y artesanías, entre otras.

LA PROPUESTA DEL MINISTERIO DEL INTERIOR

Mediante un préstamo del  Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se pondría en práctica en breve un proyecto presentado por Diego Sanjurjo, asesor del ministro Luis Alberto Heber.

La propuesta implica transformar un módulo de la Unidad número 4 de Santiago Vázquez en una clínica de atención a reclusos con uso problemático de estupefacientes.

El proyecto prevé atender a unos 200 reclusos por equipos interdisciplinarios, contar con espacio para internaciones y acciones individuales o grupales. Incorporar personal y capacitarlo para la realización de diagnósticos, seguimiento y terapias puntuales para la adecuada reintegración a la sociedad civil.

 

Foto de noticias c21