Conversamos con el Director del Museo Figari, el crítico Pablo Thiago Rocca que recuerda la fecha e invita a visitar la muestra en el primer piso del Museo ¨Un tiempo y un estilo¨.
Allí se verá el sillón que se trajo el artista de Paris, objetos personales, cartas, recortes de diario, retratos, los telegramas de pésame y varias obras del artista.
En la cama de su casa de Bulevar Artigas en la mañana del 24 de julio de 1938 lo encuentran muerto. Durmiendo la quedó.
Hacia 4 años que había vuelto de París, quizás sus años mas exitosos.
Algún titular en la prensa inglesa lo llamó ¨el Gauguin uruguayo¨.
Tuvo una intensa vida social pero ya no se dedicaría más a la política. A su retorno, en 1934, Terra le ofrece un cargo público.
Muy atrás habían quedado sus encendidos discursos desde su banca de diputado por el Partido Colorado.
Dejó el legado en el país, la pelea exitosa por la abolición de la pena de muerte, el altruismo de ser defensor de oficio y lograr frenar injusticias en sonados casos criminales. Reformó una escuela de artes y oficios donde revalorizó lo americano y el arte en el trabajo.
Dejó mucha cosa escrita en filosofía, arte, educación. Él mismo fue ejemplo de innovación en una sociedad pacata, llegándose a divorciar en 1920 de su esposa, María de Castro Caravia, que provenía de una pudiente familia vinculada a la masonería.
Habían tenido 9 hijos y la mayoría lo sigue primero a Buenos Aires y luego algunos a París.
Al principio, su pintura no interesa en Uruguay. Argentina lo recibe de brazos abiertos.
Le compran y expone. Sus amigos, Manuel Guiraldes el Intendente y su hijo Ricardo lo miman y le compran. En San Antonio de Areco está la Estancia de los Guiraldes donde hay una gran sala dedicada a nuestro pintor.
Otros influyentes amigos, como Raúl Monsegur, Alfredo González Garaño y Jules Supervielle, le hacen entrada triunfal en París.
Europa de entreguerras ve surgir las variadas vanguardias artísticas y, además, ávidas por el exotismo africano, le dan un buen mercado para la temática de Figari. Él recuerda a sus negros esclavos, sus funerales y sus bailes. Pinta gauchos y ranchos, cielos y nubes del campo uruguayo. Dibuja y da color en sus cartones a los trogloditas, los imaginados autóctonos.
Es un pintor serial. En un rincón de su pequeño apartamento en París donde vivía con dos de sus hijas y un hijo, produce miles de obras. ¿Cuantas? No hay datos ciertos. Thiago dice que es una tarea aun pendiente el catalogo razonado. ¿Serán 3.000? Otros hablan de 4.000. Falsos hay muchos también. Imaginemos solo en los 9 años europeos todas las que vendió en sus muestras en París, Londres, Bruselas.
Curioso dato, la primera muestra que le organizan en París desde Buenos Aires, las vendió todas. Juan Carlos su hijo, también pintor. Aprendió con su padre, fueron coautores de muchas obras firmando ambos el lienzo. El joven murió en París en 1927 y el padre lo extrañó toda su vida. Hizo traer el cuerpo y están enterrados ambos en el Panteón Nacional.
El Museo Figari fue creado en 2009 y si bien, actualmente, la planta baja esta de reformas y la obra permanente de Figari no está expuesta, hay una muestra que homenajea esta fecha, la han llamado UN TIEMPO Y UN ESTILO.
El Museo Figari está abierto de martes a sábado y de paso se puede ver la obra de Juan de Andrés, el pintor uruguayo que acaba de ganar el Premio Figari del Banco Central del Uruguay, el galardón más importantes a la trayectoria de los artistas plásticos en Uruguay.
