Si bien la emergencia sanitaria se ha levantado, los impactos de la Pandemia en la cultura (en sus más diversas vertientes) han sido inocultables y el sector atisba síntomas de recuperación, aunque no todo parece ser color de rosa.
Según rescata el informe “Estimación del impacto de la pandemia en las artes escénicas en Uruguay” elaborado para el CLAEH por Diego Traverso y Ernesto Pienika; señala que con la Pandemia “los sectores que necesitan consumo presencial, como las artes escénicas y en particular la música en vivo, el teatro y la danza, son los sectores más perjudicados en este contexto”
Luego de una parada obligatoria por la pandemia de casi dos años, hoy las carteleras vuelven a mostrar una dinámica vital. Durante gran parte del 2020 y el 2021 los niveles de incertidumbre, preocupación y parálisis del sector cultural impactaron en todo un ecosistema que involucra a instituciones, organizaciones, gestores culturales y artistas, así como profesionales de las más diversas ramas vinculadas a la producción cultural.
El más reciente informe de la UNESCO, presentado en diciembre del 2021, señala que “respecto del impacto económico que tuvo el COVID-19 en los trabajadores y empresas culturales y creativas de América Latina y el Caribe sobre los ingresos y las ventas, los datos muestran que más de una cuarta parte (26%) de los trabajadores de las ICC -industrias culturales creativas - respondieron que su trabajo se detuvo por completo como resultado de la pandemia”
En el estudio impulsado desde la “Evaluación del impacto del COVID-19 en las industrias culturales y creativas” se refleja que “más de la mitad de los trabajadores perdieron más del 80% de sus ingresos y más de la mitad de las empresas perdieron más del 80% de sus ventas”
La alternativa digital a la crisis de parálisis de las actividades presenciales, también mostró sus debilidades, al momento que “la pérdida de ingresos debido al COVID-19 fue mayor para aquellos encuestados que tenían menos posibilidades de realizar su trabajo en forma virtual. Cerca del 70% de los trabajadores que solo pudieron continuar con menos del 20% de su trabajo en forma remota perdieron más del 80% de sus ingresos”, según da cuenta el informe de la UNESCO.
En Uruguay, las medidas y acciones de contención para el sector fueron señaladas reiteradamente cómo insuficientes, frente a la magnitud que significó la suspensión de actividades. En el ínterin las nuevas tecnologías pasaron a jugar un rol preponderante para sortear la inacción y se multiplicaron los eventos virtuales, los conciertos Online, los ensayos toques y grabaciones en estudios digitales improvisados desde las casas de los artistas, entre otras múltiples estrategias.
Por otra parte, la sociedad fue testigo de cómo comenzaron a quedar por el camino centros culturales barriales, así como también salas de vasta trayectoria que no pudieron sostener la parálisis de actividades. Traverso y Pienika señalan en su estudio que “en el contexto actual, una forma de atenuar la crisis podría apuntar a que el consumo digital se dirigiera preferencialmente a contenidos nacionales, y que las regalías generadas compensaran la pérdida de ingresos por shows en vivo”
Sin embargo, no es menos cierto que un importante sector de la sociedad, impactado por la crisis ha tenido que abrir mano de elementos no prioritarios como servicios de cable, suscripciones de streaming, u otros gastos relacionados con el entretenimiento o el ocio para priorizar la salud, la alimentación y la vivienda; entre otros insumos básicos.
En el más reciente informe de la UNESCO denominado “Patrimonio cultural inmaterial e inclusión social: aportes para la agenda de desarrollo de la era post-COVID en América Latina y el Caribe”, se resalta que “la región enfrenta importantes desafíos como la pobreza y la desigualdad, que agravan la discriminación social y dificultan el bienestar y el ejercicio de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales”; frente a lo cual resaltan que “la cultura debe integrarse holísticamente en las políticas públicas que guíen la agenda de desarrollo y recuperación postpandemia”
Con barbijo, pero sin mordaza
En un tiempo donde se volvieron comunes términos como aforo, suspensión de actividades y reprogramación, las y los artistas, así como una legión de técnicos alzaron su voz buscando respuestas. No faltaron las marchas y reclamos públicos de sonidistas, iluminadores, utileros, entre otros trabajadores del sector, impactados por una pandemia que frenó en seco el impulso cultural que ha caracterizado al país a lo largo de décadas.
Esta contracción no solo golpeó y fuerte al sector cultural, sino que irradió al sector gastronómico, al turístico hotelero, al barista; entre muchos otros que se mueven al son de la movida cultural
Hoy la pisada comienza a percibirse diferente y múltiples luces se comienzan a encender en el horizonte del desarrollo cultural. Con el levantamiento de la emergencia sanitaria el pasado mes de marzo, las salas de cine, los centros culturales, los espectáculos al aire libre y los centros nocturnos volvieron a convocar a un público ávido de reencontrarse con sus artistas y sus propuestas.
Lo agridulce luego de la pandemia
Otro de los aspectos que quedó en descubierto en esta Pandemia es que no se estaban haciendo cosas para el público infantil, “y mucho menos para el público infantil con alguna discapacidad o con distintos síndromes y que a la vez estaba siendo uno de los públicos más golpeados, porque directamente no entendían lo que estaba pasando”, según nos relataba el músico, compositor y director del Proyecto musical Villazul, Fabián Marquisio.
Marquisio resalta que “el retorno a los escenarios luego de la Pandemia tiene un sabor agridulce” ya que por un lado “no se sabe hasta cuándo vaya a durar”, y también “el saber que una gran cantidad de músicos se habían retirado”
El músico entiende que “ese es un gran problema, ya que muchos de los músicos que tocaban en distintos formatos se dedicaron a otra cosa, en esos dos años consiguieron un trabajo estable y es bastante difícil abandonar esa estabilidad para volver a intentar vivir de la música”.
Por un lado, eso, pero además “el ambiente musical uruguayo perdió una cantidad de artistas que ya no tocan más o que tocan pero que ya no tienen tiempo para ensayar o para hacer algo porque están con sus nuevos trabajos”.
A esto se le suma lo que Marquisio define como “el óxido que ha representado que a muchos cantantes les ha costado volver a cantar, después de dos años de perder entrenamiento, les ha costado volver a ensayar o armar sus shows”, también la realidad nos muestra que “muchos artistas rearmaron sus vidas de otras maneras”.
En lo que respecta a un contexto algo más amplio, el director de Villazul señaló que “el ámbito musical internacional ha cambiado mucho, la Pandemia hizo unos cambios radicales principalmente en la distribución de la música”.
Por lo cual, “si el CD o las cosas físicas estaban en decadencia, luego de la Pandemia la distribución por métodos físicos casi que desapareció; hoy en día no se compran muchos discos; ni siquiera en los shows como pasaba antes”, precisó.
Frente a esto “nos ha llevado a que los músicos nos volcáramos más a la parte virtual” donde plataformas como “Spotify, o prestar atención a los streaming, a cosas que nacieron fuerte durante la pandemia como los vivos o el Instagram, todo ese tipo de cosas” ante lo cual “algunos músicos se adaptaron rápidamente, a otros les cuesta mucho ese mundo”, reconoció.
“También, paralelamente la Pandemia transformó a los artistas” ahora es necesario “hacer cosas a través de las redes, como vivos, o hacer cosas que duren poquito, que sean cortas, o medio humorísticas, que llamaran la atención y hay un grupo de artistas que no están dispuestos a hacer eso, o que no les gusta o que no lo saben hacer directamente”, reflexiona Fabián.
A esto se le suma que “hay toda una cuestión de reinventarse. Vivimos un 2021 como de prueba, donde arrancábamos y parábamos y ahora recién en el 2022 se está volviendo a los escenarios con el aforo completo”
Por otro lado “dos años en la carrera de un artista -que es bastante más corta que de cualquier otra profesión- es bastante fuerte perderlos; entonces muchos se han visto enfrentados a perder un poco sus públicos, les está costando la convocatoria, muchos lugares donde se tocaba cerraron, entonces ese factor hace que haya menos lugares donde expresarse y dónde tocar tranquilamente con su amplificación por lo cual hay como un reinventar también de las salas de espectáculos, no todo el mundo puede tocar en el (Teatro) Solis o en la (Sala) Zitarrosa, y entonces tocar en un boliche o en algún otro lado, con esta realidad no es tan fácil”.
En este contexto la Pandemia “ha marcado un antes y un después, donde los artistas tuvimos que replantearnos absolutamente todo, desde cómo hacer la música, a como grabarla, cómo distribuirla, cómo difundirla y cómo llevarla a la gente y que a la vez tiene ese sabor agridulce que muchos no lograron adaptarse o no se están logrando adaptar, por lo cual se está haciendo muy complicado para ellos este nuevo formato”
Por otro lado “como todo cambio tiene sus cosas positivas para otros artistas que quizás estaban un poco relegados pero que ahora gracias a todos esos cambios han reaparecido o han podido hacer cosas por lo cual creo que ha sido uno de los cambios más profundos que ha tenido el arte mundial en los últimos años y el tiempo dirá hasta qué punto fue positivo o hasta qué punto fue destructivo”.
¿Qué esperar?!
Para adelante, Diego Traverso entiende que no se puede concebir al sector cultural como un todo, ya que “es algo complejo, primero porque el sector cultural como tal es algo muy diverso; tenés al teatro y empresas de videojuegos o un museo y empresas como Spotify”, precisó.
Frente a lo cual “en ese sentido empresas que ya están en el mundo digital como una productora de videojuegos no es lo mismo que una escuela de danza”, puntualizó.
Destacó a su vez que “las empresas que ya están en el mundo digital están mejor preparadas, pues ese tipo de consumo parecería ser el que va a predominar. Las empresas más tradicionales deberían pensar en formas de innovar y llevar su propuesta de valor al público de distintas maneras; usar la creatividad, no es fácil pero tampoco imposible”, concluyó.


