El Club Neptuno fue, durante más de un siglo, uno de los iconos de la Ciudad Vieja. Pero la crisis llegó, y luego de padecer una larga agonía, cerró sus puertas en 2019. El predio, propiedad de la Intendencia de Montevideo (IM), en estado de deterioro y abandono, se convirtió en un símbolo de la resistencia que oponen vecinos organizados al proceso de gentrificación.
Desde julio de 2020, el ahora exclub quedó en manos del gobierno municipal. A partir de ese tiempo, un grupo de vecinas, vecinos, y de organizaciones sociales, comenzó a reunirse con el propósito de desarrollar una propuesta para recuperar el espacio. Los colectivos, agrupados en la Asamblea Abriendo el Neptuno, tuvieron una serie de encuentros con el ejecutivo municipal y con la Junta Departamental. Pero un día y sin previo aviso, la Intendencia presentó un proyecto que implicaba la enajenación y privatización de gran parte del predio, y la reapertura de una fracción marginal de las instalaciones del club, pero no contemplaba los diálogos previos con los vecinos.
Desde el Portal APU.uy conversamos con tres integrantes de la asamblea. Judith, Néstor y Roberto, que relataron que el proyecto de la Intendencia fue presentado durante la rendición de cuentas en mayo de 2023, lo cual “fue una sorpresa”. A raíz de esta situación, las y los vecinos pidieron una mesa de diálogo con el ejecutivo municipal. En ese momento entendieron que la visión que tenían vecinos y autoridades en torno al reflote del exclub Neptuno, era distinta: una, contempla como prioridad la participación y gestión de la comunidad de organizaciones y vecinos en un espacio por y para el barrio, y otra, depende de la venta del predio y de financiación de privados.
Los planes de la IM: primera propuesta
El proyecto presentado por la IM en mayo de 2023, incluía la venta de la mayor parte del predio a privados, dejando aproximadamente un 20% destinado a la creación de “un club de escala barrial, cogestionado entre la Intendencia y el ISEF (Instituto Superior de Educación Física)”, según relató a apu.uy el edil Pedro Giudice, quien formó parte de las mesas de diálogo con las y los vecinos. Sin embargo, señaló que “no hubo acuerdo por la venta”, y que “tampoco estaban de acuerdo con que para esa esquina, la Intendencia, para la venta de ese predio, habilitara una volumetría más allá”.
¿Qué implica “habilitar una volumetría más allá”? Explicó Giudice: “Hacia el lado de la rambla portuaria queda la mitad de la manzana para la venta del predio -es la de mayor valor, aclaró- y se habilitaba… no hablo de 45 pisos, pero sí de un volumen de metros cuadrados que el inversor podrá hacer una torre un poco más amplia de superficie, o no. Las reglamentaciones sobre el límite de volumen -prosigue- tienen un plan especial en Ciudad Vieja, y la Intendencia lo puso en estudio para ver si hay que adecuar alguna norma”.
“Este proyecto cayó en el medio de este bache. No es lo mejor”, reconoció.

Es que el predio está fraccionado en varios padrones, y para cada uno hay un objetivo diferente. La Intendencia se reserva uno de ellos con la idea de construir un estacionamiento de “dos o tres pisos para abajo y dos o tres pisos para arriba”, según supieron los vecinos. Al respecto, Giudice señaló que el plan está directamente relacionado con el edificio contiguo, el ex Hotel Nacional -también en estado de abandono- que “quiere ser vendido por los dueños actuales -la empresa marítima Tsakos- para reflotarlo en algo”.
“Habría como cierta sinergia” entre la manzana del hotel y el estacionamiento que vendería la Intendencia para construir, dijo Giudice, que destacó que “la limitante de quienes estaban interesados en el predio era la falta de estacionamiento”, el cual no se puede construir en el hotel por ser patrimonio histórico.
Pero la sinergia, para los vecinos, es otra.
La propuesta de la Asamblea
Los integrantes de Abriendo el Neptuno, explicaron al Portal APU.uy que quieren que el lugar tenga un desarrollo comunitario y gratuito que contemple la necesidad de espacio que tienen varias de estas organizaciones, y que implicaría para ellos una “sinergia” entre las distintas actividades y las personas que habitan la zona. Un lugar de encuentros, de fortalecimiento de vínculos, que fomente la participación. Por estas razones, y en respuesta al primer planteo de la Intendencia, a fines de 2023, presentaron un proyecto que incluye cinco ejes temáticos: educativo, artístico-cultural, socioproductivo, multiuso y recreativo, y deportivo.
El eje educativo propone tres espacios de funcionamiento: biblioteca/mediateca comunitaria, escuela popular y museo comunitario de la Ciudad Vieja, “un espacio que reúna la historia más reciente del barrio, sus luchas sociales, económicas y culturales”.
El eje artístico cultural implica varios espacios destinados a la promoción de la cultura y el arte: un anfiteatro, un escenario y un espacio para cursos de música, danza, expresión plástica y otras, que precisen un lugar para ensayo y entrenamiento.
El eje socio-productivo tiene como objetivo “albergar emprendimientos sociales, pequeños emprendimientos barriales y actividades de formación y capacitación”, y contempla una cocina de uso compartido, un espacio para talleres y cursos, un lugar para microemprendimientos, lavadero social, huerta comunitaria y espacios para compostaje y para logística.
El eje de actividades multiuso y recreativas incluye un salón para reuniones y actividades recreativas, un espacio para guardado de materiales, una cocina, baños y duchas, lavadero social y espacios abiertos al aire libre.
Finalmente, el eje deportivo es el que mantiene al menos una piscina, cancha de fútbol, cancha de basketball/volleyball, gimnasio con sala de aparatos, baños y vestuarios.
La propuesta implica el constante diálogo de trabajo entre la Asamblea y la Intendencia de Montevideo, y propone que “la implementación de actividades y uso de los espacios se desarrolle de forma escalonada y progresiva”.
Ante la pregunta de cómo se financiaría el proyecto, los vecinos respondieron que primero hay que afirmar el valor social y luego abrir la discusión presupuestal, porque ya existen muchos mecanismos para financiar proyectos de este tipo, incluyendo organismos internacionales, o incluso que sea sustentado por la Intendencia como el Espacio Modelo (el ex Mercado Modelo) o el polideportivo que funciona en Villa Colón.
Nuevo proyecto de la comuna, con pocos cambios
Luego de meses de espera, en junio de 2024, el ejecutivo respondió al documento de los vecinos con otro proyecto, que sí considera algunas de sus propuestas. Sin embargo, los cambios presentados son muy pocos. Respecto al uso social que otorgarían al predio, “con la vieja propuesta era menos de 20%, con la nueva sería un poco más de 25%”. “La Intendencia quiere tirar todo abajo, salvo la piscina de 25 metros y el gimnasio”, señalaron. Sobre la fracción en la que construirían un estacionamiento, explicaron que ocuparía un 15% del total. El resto se repartiría entre una fracción ubicada en la esquina de la rambla y Monteverde de casi 2.300 metros cuadrados -que se vendería para la construcción de torres-, una senda interior que dividiría las fracciones, y un espacio denominado “público”. Sobre este último, los vecinos cuestionaron qué se entiende por público, porque no es lo mismo -dijeron- un espacio de tránsito peatonal a los pies de las torres, que un espacio de ocio como puede ser una plaza.

Giudice, por su parte, opinó que “los vecinos tendrán sus argumentos, y son válidos”, y comentó que “les preocupa el concepto de gentrificación. El temor es que esto haga que aumente el costo de vida en el barrio y que afecte a los vecinos de siempre”. Y a pesar de haber manifestado que “genera un montón de conflictos sociales”, está convencido de que “la viabilidad -para la creación de un club para el barrio- está en vender parte del predio”. El edil aseguró que pidió garantías a la Intendencia de que el proyecto de enajenación del exclub Neptuno no caiga en especulación inmobiliaria, como pasó con el ex Hotel Nacional. “Yo veo predios abandonados hace 50 años en la ciudad. El Hotel Nacional era propiedad universitaria, y los inversores posteriores no hicieron nada con eso. Es especulación pura porque se aseguran el dinero, pero no desarrollan nada”.
“En esta administración no va a suceder que la Intendencia ponga presupuesto para el proyecto que plantean los vecinos”, subrayó. Cabe señalar que años atrás, la piscina chica -de 25 metros- fue recuperada con financiamiento del Presupuesto Participativo, como recordó una de las vecinas.
Los planes para Ciudad Vieja, y un camino hacia la gentrificación
A principios de la gestión de Carolina Cosse, la IM presentó el proyecto Late Ciudad Vieja para la recuperación del casco histórico, con la finalidad de repoblar el barrio y preservar su valor patrimonial. Desde entonces se realizaron convenios con FUCVAM para la construcción de viviendas sociales, se otorgaron préstamos para la refacción de propiedades y de fachadas, se extendió el circuito de peatonales, entre otras medidas, todas -según manifestó en su momento Sebastián Moreno, el director de Tierras y Hábitat de la IM, a La Diaria- tendientes a evitar el proceso de gentrificación.
El pasado 15 de julio, la comuna municipal -bajo el gobierno de Mauricio Zunino, quien asumió tras la renuncia de Cosse- presentó un proyecto de decreto a la Junta Departamental para incentivar inversiones inmobiliarias de tipo comerciales y habitacionales en Ciudad Vieja, que incluyen exoneraciones tributarias, aumento del límite de altura para nuevas construcciones sobre un sector puntual del barrio -la acera norte de la calle Reconquista entre Mitre y Guaraní-, y la eliminación de la obligatoriedad de incluir estacionamientos en las nuevas construcciones que comprendan un máximo de 25 unidades habitacionales, y 50 unidades para las cooperativas.
Si bien por un lado la Intendencia de Montevideo dio pasos para recuperar Ciudad Vieja con un carácter social, sigue sin poner coto a la especulación inmobiliaria, plantea una mayor reducción del espacio público, y abre la puerta a la construcción de viviendas de alto costo. Este tipo de construcciones, en un barrio donde gran parte de su población es obrera, suele generar una reacción en cadena que implica un aumento de precios, encarecimiento del estilo de vida, y conlleva muchas veces el desplazamiento de una parte de la población, cerrando el círculo de la temida gentrificación.


